PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD
En Lucas 10, Jesús articula una visión para el trabajo y la misión de la Iglesia, una que envÃa a la Iglesia al mundo como apóstoles, para sanar, lograr la reconciliación, cultivar la paz y proclamar el Reino de Dios.
Naturalmente, este viaje comienza en nuestro campus de la Catedral; sin embargo, para realizar plenamente la visión de Jesús debemos salir a la comunidad y vivir nuestro bautismo proclamando con la palabra y el ejemplo la Buena Nueva de Dios en Cristo ... buscando y sirviendo a Cristo en todas las personas, amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ... luchando por la justicia y la paz entre todas las personas, y respetando la dignidad de cada ser humano.
Es más allá de los muros de nuestro campus de la Catedral donde descubriremos el espÃritu amoroso, liberador y vivificante de Dios que transformará nuestra comunidad; y, asÃ, ¡transfórmanos en el pueblo que Dios nos llama a ser!
Aquà hay algunas formas en que St. James está comenzando a interactuar con nuestra comunidad: en Fresno, en todo el Valle Central y más allá.
LA PEREGRINACIÓN DE LA ESPERANZA
Un viaje de más de 200 millas a pie hasta Sacramento para crear conciencia sobre la difÃcil situación de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados.
FE EN EL VALLE
En asociación con FIV, estamos trabajando para crear un futuro mejor para el Valle Central. Un futuro en el que todos estén incluidos, tratados como sagrados, tengan la oportunidad de prosperar y vivir una vida sana y decente.
DEFENSA PÚBLICA
Abogar por nuestra comunidad en espacios públicos, especialmente abordando problemas como la falta de vivienda, la pobreza, la discriminación, la violencia con armas de fuego, el racismo, los derechos de inmigración y la atención médica.
DERECHOS LGBTQ
Respetar la dignidad de todas las personas significa apoyarlas para que vivan plenamente, con confianza en sà mismas y con responsabilidad, tal como el Dios que las creó y las ama las creó para ser.
TERMINAR LA VIOLENCIA CON ARMAS
Debemos librar a nuestro mundo del pecado de la violencia armada, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Estamos llamados a ser instrumentos de paz para este mundo quebrantado.